El accionar de la actividad turística obedece a una primera condición: el desplazamiento propio de las personas fuera de su entorno habitual. Con esta premisa suponemos cuestionarnos, ¿Qué sucede con el turismo en tiempos de confinamiento? Una pregunta difícil de responder, considerando que es la primera vez que nuestra sociedad actual atraviesa una situación de crisis como ésta.
En Honduras, el turismo es un sector clave para la economía nacional, y sin duda, uno de los más impactados durante la pandemia del COVID-19. Esto se evidencia en los impactos negativos en el elemento dinámico (el turista), el geográfico y el económico; sin embargo, estas dificultades también han permitido identificar una serie de oportunidades de mejora que están impulsando el robustecer de los modelos de gobernanza en los destinos turísticos.
El confinamiento masivo ha provocado cambios sustanciales en las necesidades de las personas, así como en el poder adquisitivo de estos. Por ello, es imprescindible para las empresas turísticas y las autoridades de turismo, replantearse el posicionamiento del producto turístico en nuevos mercados, con un enfoque de proximidad. Esto también posibilitará enfocar los recursos técnicos y presupuestarios en segmentos adecuados que permitirán rentabilizar estos esfuerzos.
Los destinos turísticos con mayores oportunidades de visitación postconfinamiento son aquellos que reúnen dos condiciones, la primera es que dispongan de atractivos naturales y nostálgicos (turismo de naturaleza, aventura y rural), que permitan una actividad sostenible con un flujo bajo de visitantes. La segunda condición es la accesibilidad, es decir, aquellos destinos a los cuales se pueda llegar con automóvil, prescindiendo del uso medios de transportes masivos, así como de sus instalaciones de recibimiento y despacho, donde el riesgo de contagio es mayor.
El crecimiento de la demanda comenzará a experimentarse en los destinos turísticos cercanos a las regiones generadoras, en consecuencia, tanto las autoridades locales deben de preparar planes para la atención de los visitantes, incluyendo su interacción con la comunidad destino y la elaboración de protocolos que permitirán actuaciones coherentes ante la crisis sanitaria.
Con relación a las empresas turísticas, el reto más grande es preparar sus establecimientos para la situación postconfinamiento; esta puesta en marcha no solo debe incluir las medidas de bioseguridad, que ya son obligatorias en la mayoría de las legislaciones de cada país. Además, las empresas deberán ofrecer al cliente nuevos productos turísticos y canales de comercialización orientados en satisfacer las nuevas necesidades y exigencias que han surgido a partir del confinamiento.
Es fundamental que las autoridades y la academia busquen mecanismos de beneficio comunitario orientando en el apoyo técnico-científico para la preservación y continuidad positiva de la actividad turística dentro del país. Las universidades, a través de sus dependencias de extensión, podrán ser una parte activa en la reactivación económica de los destinos turísticos, asimismo las autoridades a través de acciones en apoyo al sector turístico.
El turismo es una herramienta que promueve el desarrollo socioeconómico sostenible, contribuye a los procesos de paz y reconciliación de los pueblos, además, de forma integral, ayuda a la adaptación y mitigación del cambio climático. Desde la academia, UNITEC, con su Licenciatura en Administración de la Hospitalidad y el Turismo, se suma e invita a todos los actores de la actividad turística, a cumplir la misión de reactivar este importante sector del país que se ha visto afectado por la pandemia.
Estudiante de doctorado en la Universidad Politécnica de Valencia. Posee estudios en gestión del medio ambiente y territorio. Es consultor en proyectos turísticos y desarrollo del patrimonio cultural. Docente de la Licenciatura en Administración de la Hospitalidad y el Turismo en UNITEC.